En su último mensaje como embajadora de los Estados Unidos en El Salvador dirigido a la Asamblea Legislativa, Mari Carmen Aponte intentó nuevamente acercar a los partidos políticos salvadoreños pidiéndoles un diálogo basado en la buena fe.
En un inicio, Aponte pareció intentar tocar el sentimiento de los legisladores aclarándoles que sus fines son comunes: “Todos sabemos lo que los salvadoreños quieren. Quieren seguridad para sus familias, oportunidades económicas, quieren que la confianza y certeza de las instituciones de su Gobierno sean fuertes”. Luego, les aclaró que estos deseos provienen de salvadoreños con rostros que ella misma ha visto en la calle, como la madre de un policía que llora sobre su tumba. “Y estoy segura que ustedes también los conocen. Es hora de encontrar una visión compartida, los salvadoreños dependen del liderazgo de cada uno de ustedes”, les advirtió.
La diplomática les dio algunos consejos para lograr un diálogo efectivo: “Lo que sucede en El Salvador, lo he visto una y otra vez en mi vida, incluso en mi tiempo como embajadora, es demasiado fácil demonizar a los que no comparten nuestro punto de vista. Muy a menudo, asumimos cosas sobre las otras personas antes de tomarnos el tiempo de comprender quiénes son y de dónde vienen”.
Otro consejo fue ponerse en el lugar del otro para estar “menos tentados a asumir que las personas actúan motivadas por malas intenciones”. Dijo que, solo cuando se asume que las otras personas llegan a la mesa “de buena fe”, “entonces, las verdaderas conversaciones pueden comenzar”.
Al final, la diplomática puertorriqueña les pidió a los diputados que “no desperdicien” una gran oportunidad: “A ustedes, diputados, aquí, hoy, se les ha dado la extraordinaria oportunidad de escribir el destino de El Salvador. No la desperdicien. La gente los eligió con la esperanza de que ustedes pudieran construir algo mejor para este país (...) Tengo fe de que ustedes sabrán responder”.
Durante su discurso, había animado a tener esperanza, aclarando que ésta no implica quedarse “sentado” a esperar y que tampoco es “optimismo ciego”. “Es lo que hay dentro de nosotros que insiste, a pesar de toda la violencia, que algo mejor nos espera si tenemos el valor de alcanzarlo, de luchar por ello”, dijo. Les dio un voto de confianza, diciéndoles que ella se ha sentado con la derecha y la izquierda, y ha visto que ambos “tienen un fuerte compromiso con el país”.
La embajadora recibió ayer la distinción Orden al Mérito 5 de noviembre de 1811 “Próceres de la independencia patria”, la máxima otorgada por la Asamblea Legislativa de El Salvador a personas distinguidas por “eminentes servicios prestados a la Patria”. Es la cuarta persona que recibe la distinción, luego del presidente de Irlanda, Michael Higgings, al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y a la exministra de Salud, María Isabel Rodríguez.